Las personas no suelen darse cuenta de la diferencia que existe entre lo que dicen y lo que hacen. Es comun ver a una persona que a la tarde se expreso contra el alcoholismo en una reunion de amigos bebiendo hasta el agua de los floreros y luego manejando hasta su casa.
¿Como puede hacer esto? ¿Como puede contradecirse en publico sin sentir culpa? Porque, como se dijo, existe una separacion clara para el español promedio entre el dicho y el hecho, como si fuera dos personas al mismo tiempo: una es responsable, conoce de leyes y se preocupa por su vecino; la otra, no.
Esto queda, si hace falta pruebas, aun mas claro en todo lo relacionado con las reglas de manejo: porque si se parara, en este momento, a cualquier español, este diria todo lo que sabe sobre manejar y daria clases, incluso, de urbanidad; pero a la hora de manejar seguramente romperia con el codo todo lo que escribio con la mano.
Esta situacion empeora aun mas en el momento de las vacaciones: con la conciencia de que apenas se cuentan con siete o quince dias para relajarse, la mayoria de los veraneantes toma las rutas españolas como si fueran pistas de formula uno.
Por ese motivo, lo mas comun es que uno de cada cinco españoles regrese a su casa con su auto abollado y una factura por reparaciones que le costara meses pagar... lo cual no es el final mas adecuado para ninguna vacacion que se precie de tal.
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